Lección 22






Lección 22: Lo que veo es una forma de venganza.

Seguimos con la tarea de comprender qué efectos nos provoca tener pensamientos de ataque. Recuerda que los pensamientos de ataque son aquellas imágenes que no aceptas en tu mente y que rechazas proyectándolas en lo que crees está "fuera" de ti, pero que en realidad sigue siendo tu mente. 

Mientras pienses que las imágenes que ves respetan las cualidades que tú deseas que tengan, tu paz no se altera, las ves como parte de ti, pero en cuanto piensas con el ego todo cambia, ves que en tu mundo nada es siempre lo mismo, nada permanece, y eso lo consideras como una venganza de Dios hacia ti (aunque en verdad sólo estás viendo tus propios pensamientos de ataque derivados de tu miedo y tu culpa por creer haberte separado de Dios arrancando la mente de Su Hijo de Su Mente y apoderándote de ella). 

No eres consciente de que siempre te atacas a ti mismo (al "Yo Soy" que no deseas por el "yo soy" que sí deseas) porque la separación jamás sucedió. El propósito del ego no es tu felicidad ni tu paz, sino tu muerte. Cuando proyectas pensamientos de ataque, pensamientos de un pasado que no has perdonado (y lo haces cada vez que piensas con el ego, con el "yo" separado) tu realidad deja de ser lo que era, (las imágenes ilusorias que proyectas sobre tu presente modifican esa realidad pacífica) entonces, resurgen el miedo y la culpa derivados de lo que ahora crees ver (tu pasado de separación) y muestras tu ira hacia esas imágenes (que siguen siendo parte de ti, del Hijo de Dios, pero que, al pensar con el ego, ves sólo lo que aparentan ser) para que sean ellas las que sientan culpa y miedo, y no tú. Piensas que esas imágenes son las culpables de que veas separación, piensas que "son ellas las que han decidido cambiar", por eso no las ves como parte de ti, como lo que Eres, porque piensas que "se han separado de ti" y crees que está justificado defenderte de ellas, de lo que crees no conocer, atacándolas. 

Tu odio hacia Quien en verdad Eres es lo que te impide la paz.

Aunque creas que te enfadas por lo que las imágenes hacen en apariencia, tu verdadero enfado siempre es porque te han recordado tu separación de Dios, han despertado tu miedo y tu culpa inconscientes hacia Él. Ese miedo y esa culpa los "tapas", atacando a las imágenes, dando valor a las apariencias, y de esta manera, las haces reales para ti, adentrándote así en un mundo ilusorio de dolor y miedo, en un pasado ilusorio que revives una y otra vez, negándote a ver la verdad: sólo estás viendo tus propias proyecciones mentales que has puesto sobre tu presente.

Erradamente crees que esas imágenes son causa, en vez de efecto, pero, recuérdalo bien, sólo ves tu reflejo, tú nunca dejas de ser causa, tú eres el soñador, Aquel que decide pensar con el Amor o aquel que decide pensar con el miedo y, por lo tanto, ves lo que deseas ver: unidad o separación, amor y paz o miedo y conflicto. Nada ni nadie puede cambiar si tú no lo has decidido antes, nada ni nadie puede ser causa, sólo tú puedes serlo porque todo sucede en tu mente. No hay nadie más, todo eres tú.

Si  por ejemplo alguien te tira una pelota a la cara, o si tu hijo de 4 años se cae de la bicicleta, o si tu pareja te traiciona, nadie es culpable del hecho, simplemente estás viendo tus pensamientos de ataque proyectados sobre esas imágenes y, al darles valor a esas imágenes que tú mismo has proyectado sobre tu presente, las has hecho reales para ti, pero, al no saber esto, crees que lo que ves es una forma de venganza, que el mundo (Dios, el Hijo de Dios) está contra ti y respondes con ira, no importa si tu ira se muestra como una ligera irritación o como algo más intenso, te estás diciendo a ti mismo que eso que ves es verdad. Estás negando Quién Eres, estás negando que Dios y tú son un mismo Ser.

"El Padre no es cruel, y Su Hijo no puede herirse a sí mismo. La venganza que teme y que ve, nunca recaerá sobre él, pues aunque cree en ella, el Espíritu Santo sabe que no es verdad."

Todo el dolor, toda la crueldad, toda la ira y el miedo que ves en el mundo, y que tú mismo padeces o has padecido, no es verdad. Nada ni nadie te puede hacer nada, porque todo es una ilusión de tu mente. El mismo cuerpo que crees que eres es una imagen mental. La separación jamás sucedió en la Realidad de Dios. Sólo estás soñando. 

Tú no eres un "yo" separado. Eres el Hijo de Dios y tu poder es ilimitado. Sólo si crees que lo que ves es verdad, lo vives como si fuera verdad, pero en cuanto reconoces que eso es una ilusión, el dolor, el sufrimiento, el miedo, la ira, desaparecen y sólo queda la verdad. Tan sólo tienes que cambiar tu manera de pensar y elegir pensar con el Espíritu Santo (con el Amor en ti) para que tu realidad se transforme.

Es decir, si alguien te tira una pelota a la cara, o si tu hijo de 4 años se cae, o si tu pareja te traiciona, en vez de permitir que se altere tu paz recuerda que estás viendo tus pensamientos de ataque, si les das valor estarás viendo una forma de venganza de Dios hacia ti, estarás haciendo real algo que no es verdad, y como sabes que eso no es verdad, en vez de rechazar lo que ves elige aceptarlo, dando todo tu Amor a esas imágenes: pensando que son Amor, porque tú Eres Amor, que son Paz, porque tú Eres Paz, que son Perfección porque tú Eres Perfección. Sabes que son el Hijo de Dios porque eso es lo que tú Eres. Todo es parte de ti porque nunca existió la separación y entonces, comprueba por ti mismo cómo esas imágenes se transforman porque todo el mundo experimenta lo que tú experimentas. Si tu mente está llena de Verdad, si no hay cabida en tu mente para pensamientos falsos, lo que verás no alterará tu paz, sino que seguirás en paz, quizás no sentirás dolor por el pelotazo sino que te reirás de ello, quizás sabrás responder con Amor a tu hijo y él enseguida se olvidará de la caída, quizás respondas con cariño y comprensión a tu pareja y ésta te muestre su alegría.

Tu mundo experimenta la paz cuando eliges pensar con el Amor y no con el ego. Al ser el soñador del sueño siempre eliges cómo debe ser tu sueño y sólo teniendo un sueño feliz puedes despertar felizmente, por eso el objetivo de este curso es la paz.

"Cada vez que tienes miedo es porque has tomado una decisión equivocada. Ésa es la razón por la que te sientes responsable de ello. Tienes que cambiar de mentalidad, no de comportamiento, y eso es cuestión de que estés dispuesto a hacerlo." UCDM

"El ego es literalmente un pensamiento aterrador. Por muy ridícula que sea para una mente sana la idea de atacar a Dios, nunca olvides que el ego es demente. Representa un sistema de conceptos ilusorios y habla en su nombre. Hacerle caso a la voz del ego significa que crees que es posible atacar a Dios, y que has arrancado una parte de Él y te has apoderado de ella. De ahí procede el miedo a las represalias externas, ya que el sentimiento de culpa es tan intenso que tiene que ser proyectado." UCDM

"Si el ego es el símbolo de la separación, es también el símbolo de la culpabilidad. La culpabilidad es más que simplemente algo ajeno a Dios. Es el símbolo del ataque contra Dios. Este concepto no tiene ningún sentido, excepto para el ego, pero no subestimes el poder que el ego le aporta al creer en él. Ésta es la creencia de donde procede toda culpabilidad." UCDM

"Cualquier forma de ataque es igualmente destructiva. Su propósito es siempre el mismo. Su única intención es asesinar, y ¿Qué forma de asesinato puede encubrir la inmensa culpabilidad y el terrible temor a ser castigado que el asesino no puede por menos que sentir? " UCDM

"De la misma forma en que el amor no puede sino mirar más allá del miedo, así el miedo no puede ver el amor. Pues en el amor reside el fin de la culpa tan inequívocamente como que el miedo depende de ella. El amor sólo se siente atraído por el Amor. Al pasar por alto completamente a la culpa, el amor no ve el miedo. Al estar totalmente desprovisto de ataque es imposible que pueda temer." UCDM

"Hermano mío, Criatura de Dios, esto no es más que un sueño de muerte." UCDM

Nuestro pequeño consejo, resultado de nuestra experiencia:
Toma el libro de texto y ábrelo al azar, o si lo tienes en PDF, desliza el ratón por el cursor al azar. Allá donde se detenga, eso es lo que el Espíritu Santo/Jesús te aconseja poner atención. Aunque quizás no te lo parezca, te ayudará en la práctica de la lección de hoy. ¡Disfruta!


La idea de hoy describe con gran precisión la manera en que todo aquel que alberga en su mente pensamientos de ataque no puede sino ver el mundo. Habiendo proyectado su ira sobre el mundo, lo que ve es la venganza a punto de devolverle el golpe. De esta manera, percibe su propio ataque como un acto en defensa propia. Esto se convierte progresivamente en un círculo vicioso hasta que esté dispuesto a cambiar la manera como ve las cosas. De lo contrario, los pensamientos de ataque y contraataque le consumirán y poblarán todo su mundo. ¿De qué paz mental podría gozar en tales condiciones?

De esta fantasía salvaje es de lo que te quieres escapar. ¿No es maravilloso recibir las buenas nuevas de que no es real? ¿No te alegra sobremanera descubrir que te puedes escapar de ella? Tú has fabricado lo que deseas destruir; lo que odias y lo que quieres atacar y matar. Nada de lo que temes existe.

Mira hoy al mundo que te rodea por lo menos cinco veces, durante no menos de un minuto cada vez. A medida que tus ojos pasen lentamente de un objeto a otro, de un cuerpo a otro, di para tus adentros:

Veo únicamente lo perecedero.
No veo nada que vaya a perdurar.
Lo que veo no es real.
Lo que veo es una forma de venganza.

Al final de cada sesión de práctica, pregúntate:

¿Es éste el mundo que realmente quiero ver?
La respuesta será obvia.

 






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