Los Regalos de Dios
El Amor del Padre
Hay un lugar secreto en cada uno donde se depositan los regalos de Dios, y los suyos a Él. No es secreto a los ojos de Cristo Quien lo ve con claridad y sin cesar. Sin embargo está escondido a los ojos del cuerpo y a todos aquellos que todavía invierten en el mundo y persiguen los mezquinos regalos que éste da, estimándolos y pensando que son reales.
Los regalos de las ilusiones ocultarán el lugar secreto, donde Dios es tan claro como el día, y Cristo con Él. ¡Oh! no permitas que esto sea secreto para un mundo tan lleno de sufrimiento y tan atormentado de dolor. Tú puedes aliviar su aflicción y curar su dolor, y dejar que la paz de Dios lo envuelva como una madre mece a su cansado hijo hasta que suspira y se desliza al descanso. El descanso podría ser tuyo por lo que Dios es.
Él te ama como una madre ama a su hijo; su único hijo, el único amor que ella tiene, su absoluta totalidad, la extensión de ella misma, tan de sí misma como su mismo aliento.
Él te ama como un hermano ama a su propio hermano; nacido de un padre, todavía uno en él, y unido con un sello que no se puede romper.
Él te ama como un amante ama a su amada; su elegida, su alegría, su vida misma, la que busca cuando no está, y la que le trae la paz cuando regresa.
Él te ama como un padre ama a su hijo, sin el cual su ser está incompleto, cuya inmortalidad completa la suya propia, porque en él la cadena de Amor se completa, un círculo dorado que nunca terminará, una canción que será cantada todo el tiempo y aún después, y que siempre permanecerá como el sonido inmortal del amante y del Amor.
¡Oh! ¡Estate en paz, amado del Señor! ¿Qué es tu vida sino gratitud a Él que te ama con un Amor sempiterno? ¿Cuál es tu propósito aquí sino recordar, en Sus amorosos Brazos, al Hijo que Él ama y que ha olvidado Quién es su Padre?
¿Cuál es tu único objetivo, tu única necesidad, la única cosa que quieres, sino permitir que el secreto lugar de la paz estalle sobre el mundo en todo su júbilo, y permitir que la Voz de su interior hable de Él, cuyo Amor brilla fuera y dentro y entremedias, a través de todos los lugares tenebrosos para abarcar todos los seres vivientes dentro de su dorada paz?
La noche es oscura pero tendrá un final. Consuélate con esto:
Nadie a quien yo envíe a ayudarte a alcanzar el objetivo fallará en estar a tu lado hasta que el reino esté seguro. Se te han dado las promesas de Dios. ¿Qué podría ser más seguro?
Desde luego hay ayuda para alguien tan cerca del Cielo. Hay cambio en todo menos en esto: Aquél a quien Él ha llamado, y que le ha respondido como tú lo has hecho, puede descansar en paz en Sus amorosos Brazos, y confía en que Su gratitud y Su Corazón agradecido latirá por el tuyo cuando éste parezca desfallecer.
No imagines que Él abandonará a Su criatura que oyó Su Voz y escuchó Su Palabra. Acuérdate de esto: los agradecimientos de Dios son tuyos y no te dejarán sin consuelo por mucho tiempo. Todavía se te necesita en el mundo, para oír Su Voz y compartir Sus mensajes de Amor con aquellos que claman en la aflicción. ¿Sería posible que fallaras en encontrarle a Él cuando Su necesidad por ti se vuelve tan grande como la tuya por Él?
No necesitas temer que sufrirás pérdida alguna, ni que Él, que dio Su consuelo a Su Hijo, te abandonará. Recibe el regalo que diste a Dios y que Él te dará a ti. Confía en Aquél cuya Voz oíste, y no pienses que Él no oye tu asustada voz que clama en susurrante agonía. Serás elevado del terror a la brillante paz de Dios. El camino parece espinoso y acosado por el pesar, sin embargo, es tan cierto como el Amor de Dios, que no puede fallar. Te sostiene, y así, no puedes fallar porque brilla en ti.
Tuya será la fe, porque Su fe en ti no tiene límites. No desesperes de Él, que te ama con perpetuo Amor; que conoce tu necesidad y mira todo lo tuyo con incesante vigilancia. No olvides Sus agradecimientos; y entiende que la gratitud de Dios llega mucho más lejos que todas las cosas que el mundo puede ofrecer, porque Sus Regalos durarán por siempre en Su Corazón y en el tuyo.
Agradece Su Amor y su cuidado, pues en este mundo les ha sido dado a pocos dar un regalo a Dios como tú has hecho. Con todo, sólo se necesitan unos pocos. Ellos bastan para todo el resto, y te dan gracias junto al Creador.
Él no descuida los regalos que da, ni son Sus promesas en vano. Estate seguro de que una madre no le falla al hijo que ama, ni que un Padre desechará a Su criatura. Tú eres Mi Hijo, y Yo no olvido el lugar secreto en el que todavía habito, sabiendo que tú recordarás.
Ven, Hijo Mío, abre tu corazón y déjame brillar en ti, y en el mundo a través tuyo.
Tú eres Mi luz y Mi morada. Tú hablas por Mí a aquellos que han olvidado. Llámales ahora a Mí, Hijo Mío, recuerda ahora por todo el mundo.
Yo llamo en Amor y tú me contestas, porque éste es el único lenguaje que conocemos.
Recuerda el Amor, tan próximo que no puedes fallar en tocar su corazón pues late en ti.
No olvides.
No olvides, niño Mío. Abre la puerta ante el lugar escondido y déjame resplandecer sobre un mundo que se alegra en repentino éxtasis.
Ya llego, ya llego.
Mírame. Estoy aquí porque soy tú; en Cristo, por Cristo, Mi propio Hijo bien amado, la gloria del infinito, la dicha del Cielo y la santa paz de la Tierra, retornada a Cristo y de Su mano a Mí.
Di ahora Amén, Hijo mío, pues ya está hecho. El lugar secreto por fin está abierto ahora. Olvida todas las cosas excepto Mi inmutable Amor. Olvida todas las cosas excepto que yo estoy aquí.
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