Los Regalos de Dios


Nuestro Regalo a Dios

No hay regalo de fe que Dios no acepte con gratitud. Él ama a Su Hijo. Y dándole Sus regalos, agradece los que Su Hijo le da a Él. El agradecimiento es la canción del Cielo, la única armonía cantada por toda la creación a una con su Creador. Pues el agradecimiento es el Amor expresado en la unión; la condición previa necesaria para la extensión y el prerrequisito para la paz. ¿Y quién puede estar en conflicto y amar a Dios? 

Hemos comentado los regalos de Dios para ti. Ahora debemos hablar también de los que tú le puedes dar a Él. Pues estos completan Su donación, tal como los Suyos te completan a ti. Dar es alegría, santidad y sanación. Ésta es tu respuesta al mundo, y también la de Dios. Pues es aquí donde te unes a Él, y Su semejanza es la tuya sólo en esto. 

¿Cómo puedes darle a Él, que carece de toda falta, vacío, necesidad, ni lugar oscuro que necesite una luz que le puedas ofrecer a Él? Él guarda tus regalos para ti. Él no sabe de dar y recibir. Lo que es Amor o procede del Amor u ofrece al Amor un regalo, es Uno para Él, porque es de Él. Para Él y de Él no son diferentes para Uno que no tiene opuesto. Pues el Amor es todo lo que hay y toda cosa que hay. 

Un regalo de Amor es dado a cada uno, sin menguar en nada al que da, y sin añadir en verdad nada al que recibe. Más que el Amor no puede haber. Pero esto se vuelve un regalo si verdaderamente es dado y recibido por ambos para ambos, que saben que son uno: una llave al silencio y la paz de Dios, un alegre reconocimiento del Amor de Cristo, una bienvenida a la ayuda del Espíritu Santo, una invitación para que Él entre y eleve al Hijo de Dios hasta Sí Mismo. ¿Qué sería entonces más querido para Dios que esto? Esos son Sus regalos tal como son tuyos, porque en ellos se unen el que da y el que recibe. 

Un regalo es santo sólo cuando no se considera en absoluto quién ganará por ello, y no hay ni una sombra de la idea de pérdida. No es fácil entender en el mundo lo que significa dar, y cómo dar un regalo que Dios y toda la creación aceptará como radiante hacia afuera de un corazón agradecido y hacia adentro al altar de su Dios. 

Dios concede la gracia de dar tal como Él da, porque Él da de la única manera que conoce, y lo que Él conoce es todo lo que Él es. Cristo da tal como Dios da, al ser como Él Mismo. Y nada permanece fuera de los regalos que Ellos dan, porque todo regalo es completamente abarcador y eleva el universo en Sus brazos. Sin embargo, ¿Qué pasa contigo, que pareces estar en la tierra y no entiendes lo que es dar porque has olvidado lo que significa el Amor¿Qué regalos hay que puedas dar a Dios? 

Hermano mío, recibes muchas llamadas de aquellos que extraviaron su camino y necesitan tu ayuda para encontrarlo de nuevo. Te parece que les ayudas si les respondes a lo que piden y tú crees que necesitan. Sin embargo, es siempre Dios el que te llama, y el que pide ayuda no es otro que tú mismo. ¿Quién es entonces el que da y el que recibe? ¿Quién es el que pide el regalo y a quién se le da? Ésta es la única lección que el mundo debiera enseñar sobre dar. No es la lección para enseñar la cual fue hecho el mundo. Y sin embargo es la que el Espíritu Santo ve en él, y es por tanto la única que tiene. 

Olvida los otros caminos devastadores de regalos que en la tierra son dados y recibidos. Olvida el coste, los pensamientos de pérdida y ganancia, el regateo, el contar los resultados, que el mundo se asocia con cada regalo que da en estricto acuerdo con sus leyes. Los cambistas del mercado han sido tus maestros. Ahora ellos necesitan un regalo que no pueden dar. Sé ahora su salvador porque ahora tienes otro Maestro. 

No cuentes el coste de dar. No es nada. Tus maestros te han engañado. Pero no pienses que sus errores no fueron los tuyos también. Para aquellos que no entienden que los regalos de Dios y de Cristo son uno, sea tuya la voz que se hace eco de la Voz que habla por Dios, diría: “Sálvame, hermano Mío, como te salvas a ti mismo, Y permíteme dar a Dios tus regalos por ti Porque Mi altar espera por ellos amoroso Y Dios está pidiendo que los pongamos ahí”

No hay otro Amor que el de Dios; no hay otros regalos que los Suyos. Nosotros sólo le devolvemos el Suyo Propio a Él Mismo. Pero cuando lo hacemos, Él viene a llamar a Su Hijo desde el lejano país donde arrojó el recuerdo de todos los regalos de su Padre, y le pide que regrese de nuevo a Él. 

Hijo del Amor Eterno ¿Qué otro regalo hay que tu Padre quiera de ti excepto tú mismo? ¿Y qué hay que tú preferirías dar, pues qué hay que tú prefieras tener? Has olvidado Quién Eres realmente. ¿Qué otra cosa sino ese recuerdo es querido para ti? ¿Qué nimios regalos hechos de enfermizo miedo y sueños malignos de sufrimiento y muerte pueden ser el sustituto que realmente quieres para el recuerdo de Cristo en ti? 

En el lejano país ciertamente te extraviaste, pero no fuiste olvidado. Oye la llamada del Amor al Amor, por el Amor, en Amor a ti, y elévate con el Amor a tu lado para devolver el regalo de Amor que Dios te ha dado, y tú le has dado a Él en agradecimiento. 

No olvides la Fuente de lo que Eres, y no pienses que Él te ha olvidado. El Amor no vacila, y no olvida los regalos que da para que tú los guardes. Devuélvelos entonces, porque ciertamente está oscuro en el lejano país donde el recuerdo de Dios parece haber desaparecido. Sin embargo, Cristo ha ido dondequiera que tú hayas ido. Porque tú eres Suyo, y al ser Suyo eres también de Su Padre. Él trae con Él los regalos que Su Padre le dio, y al dártelos a ti te enseña cómo devolverlos de la manera que Él da. 

La Luz no conoce límites; el Amor ninguna disminución. 

Regresa, hijo Mío, a Mí. Pues Cristo es Aquél que es Mi Hijo y tú Eres uno con Él. Tú eres Mi regalo, porque tú eres uno conmigo. 


 🔼🔼🔼


Comentarios

Texto de Un Curso de Milagros