Los Regalos de Dios


El Sueño del Miedo


El miedo es la única emoción del mundo. Sus formas son muchas -llámalas como quieras- pero es una en contenido. Nunca lejos, incluso en forma, de lo que es su propósito; nunca con poder para escapar a su causa, y siempre una falsificación del Amor; el miedo descansa de forma incierta en un lecho de mentiras. 

Aquí nació y se refugió por su aparente comodidad. Aquí permanecerá donde nació y donde le llegará su final. Porque aquí está la nada, donde ni el nacimiento ni la muerte es real, ni forma alguna -en la mente contrahecha que dio lugar a su aparente vida- tiene ningún significado en la Mente de Dios. 

Si tuvieras la certeza –la completa seguridad y el entendimiento consistente de lo que el mundo puede dar- el miedo se dejaría aparte, tan fácilmente, como el júbilo y la paz se unirían en nombre del Amor. Pero primero debe haber la certeza de que no puede haber amor donde el miedo existe, y de que el mundo no dará nunca un regalo que no esté hecho de miedo, quizás escondido, pero con seguridad, presente en alguna parte del regalo. No lo aceptes, y entenderás que se te ha dado un regalo mucho más grande. 

No permitas que el mundo te engañe. Fue hecho para engañar. Sin embargo, sus trampas pueden evitarse tan fácilmente, que un niño pequeño puede atravesarlas con seguridad, y sin cuidado de que se le detenga en su progreso. Los sueños, sueños son, y todos son igualmente falsos. Ésta es la única lección que se tiene que aprender. Sin embargo el miedo persistirá hasta que cada uno sea reconocido como la nada que es, y sea visto exactamente tal como es y nada más. 

No hay persona, cosa o circunstancia que puedas valorar como propia sin que el “regalo” del miedo surja en tu corazón. Pues los has visto a todos ellos como no son, y el amor por ellos ha huido de ti. Y pensarás que Dios ha dejado de cuidar de ti, pues has traicionado al Hijo que Él ama, y has elegido el miedo y la culpa en lugar de a Él. 

¿Engaña Dios o lo hace el mundo? Pues es seguro que uno de los dos debe mentir. No hay ningún punto en el que sus pensamientos estén de acuerdo o sus regalos se unan en modo o propósito. Lo que de uno tomes, el otro lo oscurecerá. No hay esperanza de compromiso en esto. Ni puede haber un cambio de mentalidad entre los dos sin el miedo que todo sueño conlleva. ¡Qué temible debe ser verte a ti mismo como artífice de la realidad y la verdad, señor del destino y los dominios del tiempo, y árbitro asignado para el mundo!  

Los sueños nunca cambian. Recuerda sólo esto, pero no permitas eludirlo a veces y permitirte a ti mismo dar paso al miedo de nuevo. Niega el sueño pero no le falles a la Verdad, pues sólo lo que es verdad nunca fallará. Todo lo demás engaña. Todo lo demás aterrorizará, e incluso cuando parezca complacer, lo más que aporta es un pesado coste de dolor. 

Libérate del sufrimiento ahora. No hay coste para cualquier regalo que te llega de Dios. Su camino es cierto, porque sus regalos permanecen por siempre cuando Él los da. No pienses que el miedo pueda entrar donde moran Sus regalos. Pero no pienses que Sus regalos se pueden recibir donde ha entrado el miedo y ha tocado tu visión con groseras distorsiones que el mundo considera reales. No hay pizcas de sueños. Cada una contiene la totalidad del miedo, lo opuesto al Amor, el infierno que oculta el recuerdo de Dios, la crucifixión de Su santo Hijo. Por lo tanto, estate vigilante contra ellos, pues en su único propósito son uno, y el infierno es total. 

Puede parecer que aprender esta lección lleva una eternidad, y sin embargo no tiene porqué ser así. Yo vine a hablar de lo intemporal en el tiempo. ¿No has aprendido todavía el dolor que implica soñar? No hay necesidad de abrazarlo en tu corazón y olvidar el coste espantoso de rescatar la desesperación y construir engaños de nuevo. 

El más pequeño de los sueños, el menor deseo por los valores del mundo, es lo suficientemente grande para interponerse entre tú y la dulce liberación que Dios te ofrecería. 

Él no puede elegir cambiar a Su Hijo, ni hacer que tu mente acepte la libertad perfecta que te ha dado. Sin embargo, es cierto que volverás a Él y recordarás repentinamente. Pero estate seguro de esto y no lo dejes pasar: lo que Dios ha unido es UNO. Y uno es también todo lo que el miedo ha hecho para ser el gran impostor y el sustituto de la creación de Dios. Sólo puedes escoger uno, y aquello que elijas es total

Todo lo que el mundo pueda ofrecer promete alguna alegría que nunca dará. Y todo lo que Dios te ha prometido, no fallará nunca en nada. Ninguna necesidad dejará de ser satisfecha, ningún daño dejará de ser sanado, ninguna tristeza permanecerá inalterable, ninguna oscuridad dejará de disiparse. El dolor más pequeño se desvanecerá de repente ante Sus regalos. 

Un mundo olvidado no dejará rastro tras su partida, cuando los regalos de Dios hayan sido aceptados como la única cosa que quieres. “Elige de nuevo” sigue siendo tu única esperanza. La oscuridad no puede esconder los regalos de Dios a menos que quieras que así sea

En paz yo vengo, y te urjo ahora a poner fin al tiempo y caminar en la eternidad conmigo. No habrá un cambio que los ojos puedan ver, ni desaparecerás de las cosas del tiempo. Pero tomarás mi mano cuando regreses, porque vamos juntos. 

Ahora los anfitriones del Cielo vienen con nosotros, para barrer todo vestigio de los sueños y todo pensamiento que descansa en la nada. ¡Cuán querido eres por Dios!, Que sólo te pide que camines conmigo y traigas Su luz a un mundo enfermo al que el miedo ha drenado de amor, vida y esperanza. 

Es seguro que no dejarás de oír mi llamada, porque yo nunca he fallado en oír tus gritos de dolor y aflicción, y he venido a salvar y a redimir finalmente al mundo del miedo. Nunca fue, ni es, ni será lo que has imaginado. Déjame ver por ti, y juzgar por ti lo que contemples. Cuando hayas visto tan sólo una vez, no valorarás nunca más ninguna cosa temible al coste de la Gloria y la Paz de Dios. 

Este es mi ofrecimiento: 

Un mundo tranquilo, suavemente ordenado 
y con amables pensamientos, 
vivo de esperanza y de alegría radiante
sin la menor sombra 
de la amargura del miedo 
en su hermosura. 

Acepta esto ahora, porque he esperado mucho tiempo para darte este regalo. Te lo ofrezco en lugar del miedo y todos los “regalos” que el miedo te ha dado. 

¿Puedes elegir de otra manera cuando todo el mundo permanece conteniendo la respiración, esperando tu elección? 

Ven ahora a mí e iremos a Dios. No hay forma de que podamos ir solos. Pero cuando vamos juntos, no hay manera en la que la Palabra de Dios pueda fallar. Porque Suya es la Palabra que nos hace uno en Él, y mía la Voz que te habla esta Palabra.


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Texto de Un Curso de Milagros