Lección 45













Lección 45: Dios es la Mente con la que pienso.

Así como tus pensamientos no pueden decidir separarse de ti y hacer algo distinto a lo que tú piensas, tú tampoco puedes separarte de Dios y hacer algo distinto a lo que Él piensa, porque tú Eres un pensamiento de Dios, Eres Su Creación. Lo que Él piensa tú lo piensas, porque tu mente está en Su Mente. Son UNO. Pero puedes soñar estar separado de Él, puedes soñar que eres quien no eres, y creer que piensas separado de Él; puedes fabricar un mundo donde proyectar tus pensamientos separados y luego creer que son reales y olvidar Quién Eres, pero eso solo te aleja de la Realidad de Dios. Te aleja de la Paz, de la Felicidad, del Amor. Elegiste erradamente creyendo encontrar en la separación lo que deseabas pero ahora descubres que lo que realmente deseas está en la Unidad.

Puedes volver a ser consciente de tus verdaderos pensamientos, los pensamientos que piensas con Dios. Simplemente elevas tus pensamientos, los llevas al Amor, los llevas a tu corazón espiritual, donde se halla el Reino de los Cielos, y desde ahí los contemplas en Su Luz. El Amor te mostrará cómo son esos pensamientos tras el velo de la ilusión para que los veas en la Verdad de Dios. Entonces, esos pensamientos dejarán de estar separados del Amor para ser UNO con Él, los verás en su plenitud.

Esta lección es otra manera de enseñarte a perdonar tus ilusiones, el perdón es un reconocimiento de lo que no es verdad y una muestra de Amor, al llevar esos pensamientos ante la Verdad. Ésa es tu función aquí, reconocer tus pensamientos errados y unirlos a tus verdaderos pensamientos, a los pensamientos que piensas con el Amor, para que sean corregidos y transformados, y puedas ver el mundo que fabricaste bajo la Luz del Amor.

Tu mente es santa, Eres el Yo Soy, y cuando más piensas así (Yo soy Plenitud, Yo Soy Amor, Yo Soy Paz, Yo Soy Vida, etc.) más te unes a tu verdadero Ser, esos pensamientos los estás pensando con tu Creador, no los piensas solo, tú Eres lo que Él ES, tú Eres AMOR. Dale gracias porque esto sea así, dale gracias porque te está ayudando a fortalecer tus pensamientos para que te sea cada vez más fácil pensar con Él y sueltes tu descabellada idea de que puedes pensar sin Amor.

Tus hermanos son parte de ti, porque son tus pensamientos hechos forma, ellos no pueden pensar separados de ti porque tú Eres su fuente, lo que ves en ellos es lo que estás pensando, y sólo hay dos opciones: o estás pensando con el Amor o estás pensando con el ego. Si lo que ves te altera, ten por seguro que esos pensamientos no los piensas con el Amor, son ilusiones de lo que crees ser pero no eres, tan sólo elévalos, llévalos a la Verdad de lo que en verdad Eres, para que sean corregidos por el Amor en ti. El Amor es tu poder porque Dios (el Amor) es la Mente con la que piensas.

"¡Cuán bellos son en verdad los Pensamientos de Dios que viven en Su Luz! Tu valía está más allá de la percepción porque está más allá de toda duda. No te percibas a ti mismo bajo ninguna otra luz. Conócete en la Única Luz en la que el milagro que Eres se alza en perfecta claridad." UCDM

Nuestro pequeño consejo, resultado de nuestra experiencia:
Toma el libro de texto y ábrelo al azar, o si lo tienes en PDF, desliza el ratón por el cursor al azar. Allá donde se detenga, eso es lo que el Espíritu Santo/Jesús te aconseja poner atención. Aunque quizás no te lo parezca, te ayudará en la práctica de la lección de hoy. ¡Disfruta!



La idea de hoy es la llave que te dará acceso a tus pensamientos reales, los cuales no tienen nada que ver con lo que piensas que piensas, de la misma manera en que nada de lo que piensas que ves guarda relación alguna con la visión. No existe ninguna relación entre lo que es real y lo que tú piensas que es real. Ni uno solo de los que según tú son tus pensamientos reales se parece en modo alguno a tus pensamientos reales. Nada de lo que piensas que ves guarda semejanza alguna con lo que la visión te mostrará.

Piensas con la Mente de Dios. Por lo tanto, compartes tus pensamientos con Él, de la misma forma en que Él comparte los Suyos contigo. Son los mismos pensamientos porque los piensa la misma Mente. Compartir es hacer de manera semejante o hacer lo mismo. Los pensamientos que piensas con la Mente de Dios no abandonan tu mente porque los pensamientos no abandonan su fuente. Por consiguiente, tus pensamientos están en la Mente de Dios, al igual que tú. Están en tu mente también, donde Él está. Tal como tú eres parte de Su Mente, así también tus pensamientos son parte de Su Mente.

¿Dónde están, pues, tus pensamientos reales? Hoy intentaremos llegar a ellos. Tendremos que buscarlos en tu mente porque ahí es donde se encuentran. Aún tienen que estar ahí, ya que no pueden haber abandonado su fuente. Lo que la Mente de Dios ha pensado es eterno, al ser parte de la creación.

Nuestras tres sesiones de práctica de hoy, de cinco minutos cada una, seguirán el mismo modelo general que usamos al aplicar la idea de ayer. Intentaremos abandonar lo irreal y buscar lo real. Negaremos el mundo en favor de la verdad. No permitiremos que los pensamientos del mundo nos detengan. No dejaremos que las creencias del mundo nos digan que lo que Dios quiere que hagamos es imposible. En lugar de ello, trataremos de reconocer que sólo aquello que Dios quiere que hagamos es posible.

Trataremos asimismo de comprender que sólo lo que Dios quiere que hagamos es lo que nosotros queremos hacer. Y también trataremos de recordar que no podemos fracasar al hacer lo que Él quiere que hagamos. Tenemos hoy todas las razones del mundo para sentirnos seguros de que vamos a triunfar, pues ésa es la Voluntad de Dios.

Comienza los ejercicios de hoy repitiendo la idea para tus adentros, al mismo tiempo que cierras los ojos. Luego dedica unos cuantos minutos a pensar en ideas afines que procedan de ti, mientras mantienes la idea presente en tu mente. Una vez que hayas añadido cuatro o cinco de tus pensamientos a la idea, repite ésta otra vez mientras te dices a ti mismo suavemente:

Mis pensamientos reales están en mi mente.
Me gustaría encontrarlos.

Trata luego de ir más allá de todos los pensamientos irreales que cubren la verdad en tu mente y de llegar a lo eterno.

Debajo de todos los pensamientos insensatos e ideas descabelladas con las que has abarrotado tu mente, se encuentran los pensamientos que pensaste con Dios en el principio. Están ahí en tu mente, ahora mismo, completamente inalterados. Siempre estarán en tu mente, tal como siempre lo han estado. Todo lo que has pensado desde entonces cambiará, pero los cimientos sobre los que eso descansa son absolutamente inmutables.

Hacia esos cimientos es adonde los ejercicios de hoy apuntan. Ahí es donde tu mente está unida a la Mente de Dios. Ahí es donde tus pensamientos son uno con los Suyos. Para este tipo de práctica sólo se necesita una cosa: que tu actitud hacia ella sea la misma que tendrías ante un altar consagrado en el Cielo a Dios el Padre y a Dios el Hijo. Pues tal es el lugar al que estás intentando llegar. Probablemente no puedes darte cuenta todavía de cuán alto estás intentando elevarte. Sin embargo, aun con el poco entendimiento que has adquirido hasta la fecha, deberías ser capaz de recordarte a ti mismo que esto no es un juego fútil, sino un ejercicio de santidad y un intento de alcanzar el Reino de los Cielos.

En las sesiones de práctica cortas de hoy, trata de recordar cuán importante es para ti comprender la santidad de la mente que piensa con Dios. Mientras repites la idea a lo largo del día, dedica uno o dos minutos a apreciar la santidad de tu mente. Deja a un lado, aunque sea brevemente, todos los pensamientos que son indignos de Aquel de Quien eres anfitrión. Y dale gracias por los pensamientos que Él está pensando contigo.







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Texto de Un Curso de Milagros