Lección 46
Lección 46: Dios es el Amor en el que perdono.
Hoy hablamos desde donde el perdón verdadero actúa. Sin Amor no hay perdón, tienes que sentir el Amor que Todo Es, tienes que sentir que Eres Uno con el Amor, para perdonar verdaderamente, y al hacerlo, estarás recordando un poco más que eso es lo que tú Eres. Retira de tu corazón todas las espinas que en él guardas y en su lugar acoge al Amor, que sea sólo el Amor lo único que sientas y lo único que des y te estarás salvando de creer ser lo que no eres.
El perdón te afianza en lo que en verdad Eres, el perdón une en vez de separar, te ayuda a ver la Verdad en vez de las ilusiones y poder así reconocer tu Ser. El perdón es la función que Dios te ha dado para que recuerdes que la separación jamás ocurrió, que Eres Amor. Te es útil aquí, en el mundo que parece estar separado de ti, pero en cuanto tengas la completa certeza de Quién Eres, el perdón habrá cumplido su función porque estarás en la Plenitud del Amor.
El Amor no perdona porque nunca ha culpado, el Amor es Perfección, el Amor sólo ve Inocencia, pero cuando te crees separado del Amor la única manera de volver al Amor es perdonando todo lo que creías era verdad pero que no lo era.
“Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se niegan a hacerlo se atan a ellas.”
Porque crees ser alguien a parte del Amor, necesitas el perdón para salir de tu error. El perdón te recuerda Quién en verdad Eres al no dar valor a las ilusiones, en cambio, no perdonar te mantiene en el error de que eres un cuerpo, lo que significa que te mantiene en la creencia de que eres débil y que puedes sufrir y morir. Es así como perpetúas tu sufrimiento, crees nacer y morir una y otra vez porque crees que eres lo que no eres.
El Amor, repetimos, es Perfección. El Amor desconoce el sufrimiento y la muerte porque es Plenitud Eterna. Es lo que tú Eres, pero que no recuerdas y necesitas recordar. Necesitas re-nacer al Amor.
Identificarte con el Ser que Eres es sentir que Eres Amor y que TODO Es Amor, de esta manera distingues fácilmente las ilusiones --todo lo que aparenta no ser Amor, eso es lo que perdonas (entregas al Amor), para que Él te muestre la Verdad en su lugar.
Entrenas tu mente a pensar como Dios piensa, a reconocer que tu mente y la Mente de Dios es la misma, y que es desde esa mente unificada con la que perdonas, con la que apartas de Ella toda ilusión para recordar así tu verdadera Identidad. Es decir, tu conciencia de ego se eleva a tu conciencia de Dios, tu conciencia del Amor que en verdad Eres, es así como te salvas de la creencia de ser lo que no eres.
"El perdón es algo desconocido en el Cielo, donde es inconcebible que se pudiese necesitar. En este mundo, no obstante, el perdón es una corrección necesaria para todos los errores que hemos cometido. Perdonar a otros es la única manera en que nosotros mismos podemos ser perdonados, ya que refleja la ley celestial según la cual dar es lo mismo que recibir. El Cielo es el estado natural de todos los Hijos de Dios tal como Él los creó. Ésa es su realidad eternamente, la cual no ha cambiado porque nos hayamos olvidado de ella." UCDM
"El Amor aflorará de inmediato en cualquier mente que de verdad lo desee, pero tiene que desearlo de verdad. Esto quiere decir desearlo sin ninguna ambivalencia, y esta forma de desear está completamente desprovista de la “compulsión de obtener” del ego." UCDM
Nuestro pequeño consejo, resultado de nuestra experiencia:
Toma el libro de texto y ábrelo al azar, o si lo tienes en PDF, desliza el ratón por el cursor al azar. Allá donde se detenga, eso es lo que el Espíritu Santo/Jesús te aconseja poner atención. Aunque quizás no te lo parezca, te ayudará en la práctica de la lección de hoy. ¡Disfruta!
Dios no perdona porque nunca ha condenado. Y primero tiene que haber condenación para que el perdón sea necesario. El perdón es la mayor necesidad de este mundo, y esto se debe a que es un mundo de ilusiones. Aquellos que perdonan se liberan a sí mismos de las ilusiones, mientras que los que se niegan a hacerlo se atan a ellas. De la misma manera en que sólo te condenas a ti mismo, de igual modo, sólo te perdonas a ti mismo.
Pero si bien Dios no perdona, Su Amor es, no obstante, la base del perdón. El miedo condena y el amor perdona. El perdón, pues, deshace lo que el miedo ha producido, y lleva de nuevo a la mente a la conciencia de Dios. Por esta razón, al perdón puede llamársele verdaderamente salvación. Es el medio a través del cual desaparecen las ilusiones.
Los ejercicios de hoy requieren por lo menos tres sesiones de práctica de cinco minutos completos, y el mayor número posible de las más cortas. Como de costumbre, comienza las sesiones de práctica más largas repitiendo la idea de hoy para tus adentros. Cierra los ojos mientras lo haces, y dedica un minuto o dos a explorar tu mente en busca de aquellas personas a quienes no has perdonado. No importa en qué medida no las hayas perdonado. O las has perdonado completamente o no las has perdonado en absoluto.
Si estás haciendo los ejercicios correctamente no deberías tener ninguna dificultad en encontrar un buen número de personas a quienes no has perdonado. En general, se puede asumir correctamente que cualquier persona que no te caiga bien es un sujeto adecuado. Menciona cada una de ellas por su nombre, y di:
[Nombre], Dios es el Amor en el que te perdono.
El propósito de la primera fase de las sesiones de práctica de hoy es colocarte en una posición desde la que puedes perdonarte a ti mismo. Después que hayas aplicado la idea a todas las personas que te hayan venido a la mente, di para tus adentros:
Dios es el Amor en el que me perdono a mí mismo.
Dedica luego el resto de la sesión a añadir ideas afines tales como:
Dios es el Amor con el que me amo a mí mismo.
Dios es el Amor en el que me alzo bendecido.
El modelo a seguir en cada aplicación puede variar considerablemente, pero no se debe perder de vista la idea central. Podrías decir, por ejemplo:
No puedo ser culpable porque soy un Hijo de Dios.
Ya he sido perdonado.
El miedo no tiene cabida en una mente que Dios ama.
No tengo necesidad de atacar porque el amor me ha perdonado.
La sesión de práctica debe terminar, no obstante, con una repetición de la idea de hoy en su forma original.
Las sesiones de práctica más cortas pueden consistir ya sea en una repetición de la idea de hoy en su forma original, o en una afín, según prefieras. Asegúrate, no obstante, de aplicar la idea de manera más concreta si surge la necesidad. Esto será necesario en cualquier momento del día en el que te percates de cualquier reacción negativa hacia alguien, tanto si esa persona está presente como si no. En tal caso, dile silenciosamente:
Dios es el Amor en el que te perdono.



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