Lección 55






Mientras creas ser lo que no eres verás los testigos de lo que crees ser, ellos simplemente confirman tu creencia porque son producto de tu mente. Necesitas confirmar tu creencia (ver pruebas) de que estás separado del Amor de Dios para poder sentir que eres real, que sí existes, por eso ves un mundo de enfermedad, desastres y muerte, pero todo lo que percibes está en tu mente, primero lo piensas, y luego, lo ves.

Si entendieras a Dios verías un mundo de paz y dicha, porque entenderías que nunca puedes dejar de Ser Amor porque Eres parte de Él. Pero si no lo entiendes es porque has elegido pensar que estás separado de Él en vez de pensar que estás en Él. Pensar con Él es pensar como Él,  aquietas tu mente de todo pensamiento que no sea Amor, de todo pensamiento del mundo. 

El Amor es dicha, es gratitud, es paz, es de lo que tu mente se llena, sin dejar espacio para nada más. Entonces, el mundo que ves se transforma en lo que realmente Eres, y los testigos de la Verdad en ti se muestran por doquier. Ves Amor porque te sabes Uno con Él, entiendes que todo lo que observas está en tu mente, todo es parte de ti como tú eres parte de Dios. No ves un mundo distinto a lo que tú Eres, un mundo a punto de atacarte, no crees que Dios se vaya a vengar de ti porque comprendes que eso no es verdad, ya no sientes deseos de atacar sino de unirte a lo que percibes.

Ahora comprendes que habías llenado tu mente de pensamientos de ataque porque creías que necesitabas defenderte de la "venganza" de Dios, habías creído que eras una víctima del mundo pero ahora comprendes que todo lo que te sucede es el resultado de tus pensamientos, de creer estar separado de Dios, y nada más. 

Has proyectado ante ti un mundo ilusorio para convencerte a ti mismo que no eres parte de Dios,  que Dios no está en ti, y como el mundo está en tu mente, has creído que Dios no está en él; pero, al cambiar tu manera de pensar, empiezas a ver un mundo donde Dios sí está, hay bondad, amor, generosidad, no hay diferencias, todo es igual de santo, porque no das valor a lo que no es real, lo real es Amor -lo que importa no es lo que aparenta ser el cuerpo, no importa si aparenta ser "pura maldad" o "pura bondad", lo que importa es que siempre ves Amor, haga lo que haga, diga lo que diga ese cuerpo, porque siempre fijas tu mirada en tu santo Espíritu. En la Verdad. 

Todo lo que no es verdad lo llevas ante el Amor, uniéndote a lo que ves en un instante santo, así se lo entregas al Amor para que corrija tus pensamientos errados, es decir,  para que te muestre las ilusiones con el velo de la Verdad y no con el velo del engaño.

Todo lo que ves te demuestra que el Amor es lo único real (ves los testigos de la Verdad, ves alegría, paz, bondad, generosidad, gratitud), y cuando lo que ves son demostraciones de que el engaño es real (ves testigos de la ilusión, ves enfermedades, dolor, ira, sufrimiento, venganza) no te desanimas por pensar erradamente sino todo lo contrario, pues es tu oportunidad para perdonar, es decir, para unirte a esos testigos de la ilusión porque ellos son tus pensamientos hechos forma, y estás equivocado al pensar eso, eso que ves no puede ser verdad porque tú no estás separado del Amor, Eres Amor, y el Amor es perfecta felicidad por lo que le entregas tus pensamientos errados al Amor, al Espíritu Santo, para que los envuelva en su Luz, para que corrija esos pensamientos y puedas ver la Verdad en él en vez de ilusiones.  

Aprendes a dedicar tu día al perdón, pues llenaste tu mente de pensamientos errados y el Espíritu Santo lleva ante ti todo lo que no es Amor, sino una petición de Amor, para que puedas realizar tu función.  Y te unes a tus hermanos (los cuerpos que percibes) en un instante santo, donde la Verdad florece y el engaño desaparece. ¿No es maravilloso poder dar Amor allí donde no hay más que miedo? Pues el miedo es simplemente falta de Amor. 

Así es como renuncias a tus pensamientos de ataque, entregándolos a la Verdad, así es como escapas del mundo (de tus ilusiones) para ver el mundo que el Amor te muestra en su lugar. El mundo real. Has elegido lo que más te conviene, al Maestro que va a mostrarte la Verdad en vez del engaño, te va a enseñar Quién en verdad Eres para que, por ti mismo, salgas de tu sueño. Hasta ahora habías elegido lo que menos te conviene, escuchando al maestro del engaño que te ha enseñado a pensar que eres un cuerpo, un "yo" separado. Tu nueva elección te llevará, a medida que perdonas, a la perfecta felicidad, al perfecto Amor. 

Llevando a cabo tu función (perdonar) de pasar por alto lo que no es verdad, puedes comprender cuál es el verdadero propósito de todo cuanto percibes: llevar todo a la Luz de la Verdad. Es decir, el propósito de todo es el perdón. 

El propósito del ego es que creas en las ilusiones (que pongas tu fe en ídolos), o lo que es lo mismo, que pongas tu fe en nada,  eso te mantiene en el dolor y el sufrimiento, en el miedo y la culpa, pero no eres consciente de ello porque has aprendido a dar un propósito distinto a todo y eso te aleja del verdadero propósito de todo.

El perdón es lo que te aparta de todo miedo y te lleva a la completa paz y dicha, al verdadero Amor, así es como aprendes a poner toda tu fe en el Amor, lo único real.
Nuestro pequeño consejo, resultado de nuestra experiencia:
Toma el libro de texto y ábrelo al azar, o si lo tienes en PDF, desliza el ratón por el cursor al azar. Allá donde se detenga, eso es lo que el Espíritu Santo/Jesús te aconseja poner atención. Aunque quizás no te lo parezca, te ayudará en la práctica de la lección de hoy. ¡Disfruta!


Repaso de las lecciones 21 - 25 


(21) Estoy decidido a ver las cosas de otra manera.

Lo que ahora veo no son sino signos de enfermedad, desastre y muerte. Esto no puede ser lo que Dios creó para Su Hijo bien amado. El hecho en sí de que vea tales cosas demuestra que no entiendo a Dios. Por lo tanto, tampoco entiendo a Su Hijo. Lo que veo me muestra que no sé quién soy. Estoy decidido a ver los testigos de la verdad en mí, en vez de aquellos que me muestran una ilusión de mí mismo.

(22) Lo que veo es una forma de venganza.

El mundo que veo no es en modo alguno la representación de pensamientos amorosos. Es un cuadro en el que todo se ve atacado por todo. Es cualquier cosa menos un reflejo del Amor de Dios y del amor de Su Hijo. Son mis propios pensamientos de ataque los que dan lugar a este cuadro. Mis pensamientos amorosos me librarán de esta percepción del mundo y me brindarán la paz que Dios dispuso que yo tuviese.

(23) Puedo escaparme de este mundo renunciando a los pensamientos de ataque.

En esto, y sólo en esto, radica la salvación. Si no albergase pensamientos de ataque no podría ver un mundo de ataque. A medida que el perdón permita que el amor retorne a mi conciencia, veré un mundo de paz, seguridad y dicha. Y esto es lo que elijo ver, en lugar de lo que ahora contemplo.

(24) No percibo lo que más me conviene.

¿Cómo podría reconocer lo que más me conviene si no sé quién soy? Lo que yo creo que más me convendría no haría sino atarme aún más al mundo de las ilusiones. Estoy dispuesto a seguir al Guía que Dios me ha dado para descubrir qué es lo que más me conviene, reconociendo que no puedo percibirlo por mi cuenta.

(25) No sé cuál es el propósito de nada.

Para mí, el propósito de todas las cosas es probar que las ilusiones que abrigo con respecto a mí mismo son reales. Para eso es para lo que trato de usar a todo el mundo y todas las cosas. Para eso es para lo que creo que es el mundo. Por lo tanto, no reconozco su verdadero propósito. El propósito que le he asignado ha dado lugar a una imagen aterradora del mismo. Quiero que mi mente se vuelva receptiva al verdadero propósito del mundo renunciando al que le he asignado, y descubrir la verdad acerca de él.

🔼🔼🔼







LECTURA RELACIONADA:

Comentarios

Texto de Un Curso de Milagros