Lección 59
Dios está en nuestra memoria recordándonos Quién Somos por medio del Espíritu Santo/Jesús (la Presencia del Amor en nuestra mente). Decidimos olvidarLo, por no querer sentirLo, pero podemos decidir de nuevo.
Decidir volver a sentir únicamente Amor, únicamente nuestra unicidad, es recordar a Dios.
El único propósito del Espíritu Santo/Jesús es ayudarnos a recordar, ayudándonos a experimentar (sentir) Su Presencia donde quiera que vayamos, por medio de Sus lecciones de perdón. A medida que perdonemos, sabremos cuándo no estamos con Él porque no sentiremos la dicha del verdadero Amor, entonces, estaremos pensando con el ego, estaremos pensando erradamente, recordando algún aspecto del pasado (un pasado de miedo y culpa) y proyectándolo en el momento presente. El Espíritu Santo/Jesús nos enseña a ver esto como una señal Suya de que esa es una oportunidad que nos da para perdonar esos pensamientos errados que hemos proyectado en nuestros hermanos. Pidámosle entonces que nos los muestre a través del Amor, porque deseamos ver la Verdad en nuestros hermanos para poderla reconocer en nosotros. No podemos recordar a Dios si vemos a una parte de nuestros hermanos como no son.
Elegir pensar con el Amor nos lleva a perdonar. Con el Espíritu Santo/Jesús como Maestro aprenderemos a no dudar de lo que en verdad Somos y a dudar de lo que no somos, dejaremos de sentir dolor o sufrimiento para sentir la dicha de saber que Él está siempre con nosotros y que se comunica con nosotros a través de todo cuerpo. Aprenderemos a experimentar el Amor en todo, soltando la idea errónea de que estamos solos.
Nuestra mente (que se cree "inferior") sueña el sueño de la separación imaginando un mundo donde experimenta la soledad, pero la soledad es tan solo una ilusión que enmascara lo que sentimos: miedo y culpa. Tememos al mundo, un mundo de cuerpos distintos y separados los unos de los otros, y el ego nos dice que podemos superar esa soledad proyectando nuestra culpa y nuestro miedo en el mundo. Al hacerlo nos sentimos "a salvo" pero solos. No podemos comunicamos con el mundo pues en él hay culpables y pecadores "no podemos confiar en ellos", y nos convencemos (erradamente) que la comunicación con el mundo es la causa de nuestra soledad. No nos damos cuenta de que somos nosotros los que hemos elegido comunicarnos únicamente con una parte muy pequeña del mundo, porque lo tememos. El ego ha conseguido su propósito, que sintamos el miedo como nuestro aliado pues el miedo nos avisa de que tenemos que tener cuidado del mundo.
No nos damos cuenta de que cuando excluimos a un solo cuerpo (a un solo hermano) de nuestra mente estamos excluyéndolos a todos. Estamos eligiendo la separación, no recordar a Dios. No hay nada separado de nuestra mente, este mundo está en nuestra mente. Seguir las enseñanzas engañosas del ego, nos lleva al miedo y a la culpa, a la separación. En cambio, seguir las Enseñanzas de perdón del Espíritu Santo/Jesús nos lleva a la paz y a la dicha pues, por medio del perdón, recordamos a Dios, recordamos nuestra verdadera Identidad. Somos Amor y no miedo.
El Espíritu Santo/Jesús nos enseña a confiar en el mundo, y a no temerlo porque está en nuestra mente. El mundo es completamente inocente, porque somos completamente inocentes y lo somos porque nunca nos hemos separado. Somos los soñadores de nuestro sueño, al elegir con quién pensar elegimos cómo vamos a ver el sueño.
¿Queremos ver un sueño feliz o un sueño de miedo?
El sueño hace mucho que terminó pues sólo duró un instante, pero ese instante lo estamos perpetuando volviendo una y otra vez a recordar el miedo y la culpa que nos provocó, volvemos a recordar cada aspecto de ese sueño para mantener nuestra mente en constante miedo y lo hacemos, porque no nos perdonamos el habernos separado de Dios.
Nuestra mente necesita ser sanada de esa idea errada a la que nos aferramos, perdonando lo que creemos haber hecho, para ver, en su lugar, Amor. Dios nos ha dado Su Fortaleza, el Espíritu Santo/Jesús, pues Él nos ve como realmente Somos, y sabe cómo podemos recordar Quién Somos, Él nos ayudará a cambiar de sentir para poder estar listos para el Amor inefable de Dios pues no podemos recordar a Dios si sentimos miedo.
Elegir pensar con el ego es creernos separados, es sentir miedo y culpa, es proyectar ese miedo y esa culpa en nuestro sueño. Cuando deseamos pensar de otra manera, ver las cosas de otra manera, estamos eligiendo al Espíritu Santo/Jesús de Maestro, elegimos confiar en el Amor, confiar en que nunca nos separamos, que somos inocentes y que por lo tanto todos los personajes de nuestro sueño son inocentes, sin exceptuar ni uno. Cuando confiamos totalmente en Él no hay dudas, no hay excepciones.
Lo único que tenemos que hacer es aprender a confiar en el Espíritu Santo/Jesús, la Fortaleza de Dios, y aprendemos a hacerlo a través de sus enseñanzas del perdón. Cuando lo escogemos a Él como nuestro Maestro, estamos escogiendo sentir Su Presencia y pensar con Él, y gracias a esta elección disfrutamos de Su Regalo, la visión de Cristo, la visión del Amor en todo y en todos, porque nuestros pensamientos se han unificado y al unificarse no excluimos a nadie, experimentamos la verdadera comunicación. No tememos comunicarnos con nadie porque en todos vemos Su Presencia, en todos sentimos Amor y, plenos de Amor, el miedo desaparece y si el miedo desaparece también lo hace la culpa. Porque hemos dejado de creernos separados ya no hay culpables ni pecadores. Todo es lo mismo, todo es igual de santo, todo es Cristo.
No es lo mismo recordar un sueño de miedo y culpa que un sueño donde solo hay Amor, el primero nos hace sentir en todo momento separación (miedo y culpa) en el segundo nos sentimos en todo momento unidos a Dios, al Amor. El Espíritu Santo /Jesús nos lleva a experimentar el sueño feliz porque sabe que solo siendo felices estaremos dispuestos a despertar.
Dejamos de creer lo que el ego nos dice, dejamos de dar valor a las apariencias para centrarnos en el Amor que se encuentra Presente en todo, lo que significa que soltamos el pasado, todos nuestros recuerdos de lo que creíamos ser, todos nuestros recuerdos de lo que otros -o nosotros mismos- hubieran o no hubieran hecho (estamos soltando el sueño de separación) para confiar únicamente en lo que vemos ahora. Aprendemos, con la práctica, que el momento presente es nuestra única realidad y que esta Realidad, el Amor, es eterna.
Aprendemos que el Amor, Dios, es nuestra única Fuente, y que no podemos ver separados de Él, nuestro sueño no es real, lo real es el Amor, ésa es la Voluntad de Dios, que veamos como Él ve. Seguir al Espíritu Santo/Jesús es hacer Su Voluntad, es elegir ver el Amor en vez del miedo y la culpa, es elegir la perfecta dicha. El Amor (Dios) es la Luz en la que vemos nuestro nuevo mundo gracias a la ayuda del Espíritu Santo/Jesús, dejamos atrás las ilusiones, dejamos de dar importancia a las apariencias para darla a lo que verdaderamente tiene importancia, a la Luz de Dios. De esta manera nuestra mente se llena más y más de Amor y aprendemos a pensar más y más con Él. Así es como recordamos que nuestra mente y la Suya son la misma. Su Mente sólo valora lo que es Verdad y eso es lo que nos toca re-aprender. Sus pensamientos y los pensamientos del Hijo de Dios son los mismos porque sólo existe una única Mente. Entonces, que nuestra única voluntad, sea Ser Quien en verdad Somos para poder recordar y dejar atrás lo que no somos. O lo que es lo mismo, que nuestra única voluntad sea hacer Su Voluntad.
Repaso de las lecciones 41 - 45
(41) Dios va conmigo dondequiera que yo voy.
(42) Dios es mi fortaleza. La visión es Su regalo.
(43) Dios es mi Fuente. No puedo ver separado de Él.
(44) Dios es la luz en la que veo.
(45) Dios es la Mente con la que pienso.



Comentarios
Publicar un comentario
¡Hola! Muchas gracias por comentar. Te responderemos lo más pronto posible.