Lección 5













Lección 5: Nunca estoy disgustado por la razón que creo.

Si el mundo que ves es tu propia ilusión mental, entonces, nunca estás disgustado por la razón que crees. Crees que te disgustas por lo que tu vecino te ha hecho, crees que te disgustas porque el gato orinó donde no debía, crees que te disgustas porque perdiste el empleo, etc., te disgustas porque crees que algo que no eres tú te ha hecho algo a ti, a lo que crees que eres. Es decir: Crees que la causa de todos tus problemas es externa a ti, crees que tú eres el efecto, la víctima.

Tu único problema es creer ser quien no eres, tu único problema es no recordar que no eres un personaje más del sueño, tu único problema es no recordar que tú eres la causa de todo lo que experimentas porque tú eres el soñador del sueño. Todo es tu propia ilusión y, si fueras consciente de ello, simplemente cambiarías tus pensamientos, dejarías de soñar lo que estabas soñando y lo cambiarías por un sueño pacífico y amoroso.

Piensas que lo que hay "afuera" ha decidido por sí mismo, que existe un mundo que decide por sí mismo y que tú estás a su merced, que no eres el soñador del sueño sino que la separación sí es real, y eso te da mucho miedo, prefieres culpar a algo o alguien externo a ti en vez de reconocer que estás equivocado y soltar lo que estás pensando, aceptando que todo esto lo estás soñando tú, que tu mismo te estás impidiendo recordar Quién en verdad Eres.

Todo disgusto enmascara este miedo, todo disgusto es una equivocación, un error de pensamiento, una caída en el "infierno", en creer ser lo que no eres, pero puedes elevarte, puedes alcanzar el Cielo en un instante reconociendo que no estás disgustado por la razón que crees, no es lo que sucede "afuera" lo que te disgusta, lo que te disgusta es debido a lo que estás pensando. Piensas como un ser separado, y no lo eres. Nunca te separaste y todo lo que sucede "afuera" es porque tú lo has pensado así,  y puedes elegir pensar de otra manera, con amor, con paz, con alegría, puedes elegir sentir el Amor en tu interior. Así es como aprendes a recordar que todo es tu Ser, que no hay nada separado de ti.

"Sólo tú puedes privarte a ti mismo de algo. No resistas este hecho, pues es en verdad el comienzo de la iluminación." UCDM

Nuestro pequeño consejo, resultado de nuestra experiencia:
Toma el libro de texto y ábrelo al azar, o si lo tienes en PDF, desliza el ratón por el cursor al azar. Allá donde se detenga, eso es lo que el Espíritu Santo/Jesús te aconseja poner atención. Aunque quizás no te lo parezca, te ayudará en la práctica de la lección de hoy. ¡Disfruta!


Esta idea, al igual que la anterior, puede aplicarse a cualquier persona, situación o acontecimiento que creas que te está causando dolor. Aplícala específicamente a lo que, según tú, es la causa de tu disgusto, y usa, para describir el sentimiento, el término que te parezca más preciso. El disgusto puede manifestarse en forma de miedo, preocupación, depresión, ansiedad, ira, odio, celos o un sinnúmero de otras formas, y cada una de ellas se percibirá como algo diferente. Mas no es cierto que sean diferentes. Sin embargo, hasta que aprendas que la forma no importa, cada una de ellas constituirá materia apropiada para los ejercicios de hoy. Aplicar la misma idea a cada una de ellas por separado es el primer paso que te lleva a reconocer finalmente que todas ellas son lo mismo.

Al aplicar la idea de hoy a lo que percibas como la causa específica de cualquier forma de disgusto, usa el nombre del disgusto de que se trate, así como la causa que le atribuyes. Por ejemplo:

No estoy enfadado con ___ por la razón que creo.
No tengo miedo de ___ por la razón que creo.

Pero una vez más, esto no debe substituir a las sesiones de práctica en las que primero examinas tu mente en busca de lo que crees son las "causas" del disgusto, y las formas de disgusto que, según tú, resultan de ellas.

En estos ejercicios, incluso más que en los anteriores, es posible que te resulte más difícil ser imparcial y evitar concederles más importancia a unos temas que a otros. Tal vez te resulte útil encabezar los ejercicios con la siguiente afirmación:

No hay disgustos pequeños.
Todos perturban mi paz mental por igual.

Luego busca en tu mente cualquier cosa que te esté afligiendo, independientemente de si te está afligiendo poco o mucho.

Es posible también que te sientas menos dispuesto a aplicar la idea de hoy a algunas de las causas de los disgustos que percibes que a otras. De ocurrir eso, piensa en primer lugar en lo siguiente:

No puedo conservar esta forma de disgusto y al mismo tiempo desprenderme de las demás.
Para los efectos de estos ejercicios, pues, las consideraré a todas como si fuesen iguales.

Escudriña luego tu mente durante un minuto más o menos y trata de identificar las diferentes formas de disgustos que te estén perturbando, haciendo caso omiso de la relativa importancia que tal vez les atribuyas. Aplica la idea de hoy a cada una de ellas, usando el nombre de la causa del disgusto tal como la percibas, y el del sentimiento tal como lo experimentes. Los siguientes son ejemplos adicionales:

No estoy preocupado acerca de ___ por la razón que creo.
No estoy deprimido acerca de ___ por la razón que creo.

Tres o cuatro veces al día será suficiente.

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El vídeo que puedes ver aquí abajo, contiene la lección de hoy comentada por Ken Wapnick.  Este material es de una gran ayuda pero es más fácil de seguir si tienes una cierta familiaridad con los conceptos básicos del curso.






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